La respuesta corta es NO. Pero hoy en Consulting MDG te vamos a explicar el por qué.

En primer lugar, no existen emociones “malas” o “buenas”, pero claro que sí hay unas que son desagradables y unas más agradables que otras. La realidad es que no podemos solo ignorar a aquellas emociones que no nos gusta ver dentro de una empresa, como la frustración, preocupación, agobio, apatía, indiferencia, desconfianza, celos, hostilidad, entre muchas otras. No podemos ignorarlas porque todas tienen una función importante: son señales que nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno y tomar decisiones. Y las empresas necesitan personal que sepa adaptarse y que pueda tomar decisiones importantes para resolver situaciones.

Todas las personas que trabajan en una empresa (sin importar su rol) tienen emociones, porque son humanos. Las emociones están en nosotros todo el tiempo. Cada situación que ocurra nos va a generar un pensamiento, que le dará origen a una emoción, que dará como respuesta una conducta. Y justo porque las emociones están presentes en la vida de todos, es importante no pensar que es posible dejarlas fuera de la empresa o que ignorarlas nos dará mejores resultados.

Tener las herramientas necesarias que nos permitan conocer, comprender y gestionar nuestras emociones dentro de la empresa siempre se verá reflejado en el tipo de decisiones que tomamos. Porque las emociones no se sofocan, se enfocan. Y parte del trabajo de un buen líder es utilizar las emociones como un medio para cumplir los objetivos de la empresa.

Ser un líder que no ignora sus emociones ni las de sus colaboradores, es un líder que influye en los demás y los motiva porque logra conectar con ellos a través de la empatía y la inteligencia. Esto va a impactar directamente en el clima laboral, lo que va a mejorar la comunicación y aumentará la productividad.